Aunque me había parecido vivir un flash back, y hasta estaba acusando a Yahoo de cubrir noticias demasiado atrasadas, lo cierto es que la única atrasada aquí he sido yo, que no me he enterado hasta ahora de lo que es un crodough. Fíjense que yo me había quedado en el cronut. ¿Me siguen? Parece que no, pero sí, estamos hablando el mismo idioma, aunque nos cueste entendernos y saber de lo que va la cosa si no están al día de las novedades gastronómicas. Lo insólito, no es el nombre, ni acaso la procedencia, sino lo que es, y es que estamos de comida.

El inventor de este producto fue el chef francés establecido en Nueva York Dominique Ansel, pero en Londres han cobrado vida propia.

Hecha de masa laminada -alisada y plegada en varias capas-, el ‘crodough’ se fríe y se rellena de crema pastelera, mermelada de moras o crujiente de manzana y dulce de leche.

Entre los que tienen la mirada puesta en los ‘crodoughs’ está la estudiante Abi, de 19 años, que se enteró del fenómeno en internet. «Decidimos buscarlos, son tan sabrosos que quieres comerlos. Es como una explosión de crema pastelera, un dónut y un cruasán juntos, ¿qué más se puede pedir?», dijo.

Y para confirmar su éxito, la cadena de cafeterías Starbucks ha introducido en sus tiendas británicas el ‘duffin’, híbrido de magdalena y dónut, mientras Greggs, que tiene 1.600 pastelerías en el país vende un Cronut bautizado… el ‘greggsnut’.

Fuente: Noticias Yahoo

Yo pensaba que lo más moderno, al entrar en una cafetería era pedir un cronut, ese dulce recién nacido híbrido entre un croissant y un dónut, pero resulta que mis conocimientos pasteleros se han quedado obsoletos, y no porque no me gusten los dulces. El ingenio no tiene límites ni el sabor fronteras cuando se trata de hacer magia en la cocina. ¿A quién no le gusta que le regalen el estómago, y el paladar?

No me queda claro en qué consiste exactamente, y mucho me temo que, cuando consiga descifrarlo, ya habrá un nuevo rival más novedoso, codiciado y dulce haciéndole la competencia y enviando al crodough al asilo de los pastelitos. Ójala que no, porque quienes lo han probado están drogados de placer. Y es que somos insaciables, y no lo digo por la gula, sino por la necesidad palpitante de probar cosas nuevas, en todos los terrenos. Y aunque más de la mitad de los ciudadanos, quiero imaginar que de cualquier país, y no sólo España, somos torpes para los idiomas, no cesamos de crear vocablos inéditos.

Nos cansamos ya del anglicismo, y creamos entonces el spanglish, pero no contentos con ello, seguimos en busca de emociones y desafíos y hemos pasado a jugar a dioses en la despensa. Cuando hay grupos que defienden lo natural y mal hablan de los transgénicos, vamos nosotros y creamos híbridos. Ya vamos por el TomTato, mitad tomate mitad patata, luego el cronut, mezcla de croissant y dónut. El crodough, una masa frita con relleno de crema, moras o manzana con dulce de leche. Y atención, porque la saga continúa. Se le han sumado el dosant, con azúcar fino, crema, limón y chocolate. Y los duffin, nacidos de la magdalena y el dónut.


Si te ha gustado el artículo compártelo y participa dejando un comentario. Gracias por colaborar.

«