El fetichismo llega a los asientos de bicicletas

Indiscutiblemente, cuando se trata de sexo, existen mil y una formas de obtener placer, y mientras que unos se dedican a comprar juguetes sexuales, o a ver cine porno, hay algunos que se pirran por los objetos que han estado en contacto con el cuerpo humano. Conocíamos el fetichismo del pie y la pasión que los zapatos femeninos, o en concreto, los pies de la mujer embuchados en unos vertiginosos zapatos de tacón, producen en los hombres, consiguiendo levantar el sexo masculino. Sin embargo, lo que no es tan conocido es la fascinación de este hombre japonés. Ha sido pillado por robar asientos de bicicletas. La razón del robo: le gusta olerlos y lamerlos.

Un joven de 35 años fue detenido por haber robado hasta 200 asientos de bicicletas, según cuenta el Japan Daily Press, para olerlos y lamerlos.

El hombre, llamado Joji Kondo, tiene este extraño fetiche por el cual empezó a robar asientos de bicicleta que pasó desapercibido hasta que, en la estación de policía de la ciudad de Yamate, se dieron cuenta que tenía 24 denuncias. Algo raro pasaba.

Después de investigar durante un tiempo notaron que era él el delincuente.

«Me gustan los asientos en los que montan las mujeres, me gusta su olor y textura que me encanta oler y lamer», admitió el acusado según revela Antena 3.

El hombre fue detenido después de haber robado tres asientos en un edificio que tenía cámaras de seguridad.

Fuente: El Sol Online

Mientras las cárceles se llenan de delincuentes peligrosos, un ladronzuelo como este no puede menos que arrancarnos una sonrisa, y es que más que rencor por semejante manía, más conviene tenerle lástima por tan extraña y, verdaderamente, un tanto repulsiva afición.

Oler y lamer los asientos donde, presumiblemente, ha estado sentada una mujer. Con esto se conformaba, y con ello era tan feliz este nipón de 35 años. Desde luego que los hay que se conforman con poco, que por supuesto no vamos a disculpar a este ratero loco, pero es que tal y como está el mundo, es de agradecer que sus acciones no pasen de ahí.

El fetichismo

Tampoco podemos olvidar, que el fetichismo, como tantas otras obsesiones, es una enfermedad. Desde el punto de vista de la psiquiatría, no debe cundir el pánico, ya que para el fetichista, el objeto suele resultar mucho más excitante que la propia persona, es digamos un placer en soledad el que el individuo busca conseguir.

Pese a la perversión de la conducta, los fetichistas rara vez agreden a una persona, pues su carácter les convierte en seres aislados, solitarios y tímidos. De hecho, si llegan a estar con una mujer en la intimidad, muy posiblemente necesitarían del objeto, en este caso del asiento de bicicleta, para encontrar la motivación sexual y poder así consumir el momento.


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