Injertar la mano en el tobillo: Método para salvarla

Un trabajador chino perdió su mano en un accidente laboral y, ahora la ha recuperado gracias a los médicos. El método para salvar la mano, aunque no es pionero, no por ello pierde espectacularidad. Y es que se les ocurrió la idea de injertar la mano en el tobillo para mantenerla con vida hasta que fuera posible volver a colocarla en su extremidad. La rapidez es la máxima en medicina, y actuar con agilidad el secreto para salvar vidas. La suerte, a menudo, también juega su papel. En el tobillo, la mano continuó recibiendo sangre y las arterias se encargaron de mantenerla oxigenada.

Su tobillo izquierdo pareció ser el lugar ideal para el injerto.

Necesitaban un lugar que garantizara el suministro de sangre y las arterias de la pierna fueron las perfectas candidatas para mantener con vida la mano de Wei.

Un mes después, los cirujanos pudieron retirarla y reimplantarla en el brazo del paciente.

Pero este no es el final del camino para Wei. Los médicos informaron que deberá someterse a otras operaciones antes de que recupere la funcionalidad completa de su mano.

«Su lesión era grave. Además de las rasgaduras, su brazo quedó aplanado», le dijeron a la agencia Rex Features. «Tuvimos que limpiar y tratar sus lesiones antes de realizar la cirugía de reimplante».

Fuente: BBC

Muchas veces, a juzgar por la jerga y procedimientos médicos, el cuerpo humano pareciera un traje o cuerpo de trapo que se puede arreglar con el simple arte de cortar, coser y pegar. Y ciertamente, a fin de cuentas, acabamos así, cosidos, pegados, reinventados gracias a la ciencia que nos permite vivir más y mejor. Hace décadas, por no decir, hace apenas unos años, sufrir un accidente suponía, en la mayoría de los casos convertirse en un desahuciado de la vida, o cuanto menos, para la sociedad.

Gracias a los tratamientos, los implantes, y los avances quirúrgicos, es posible realizar hazañas rocambolescas, como injertar la mano en el tobillo. Una idea que sólamente en las novelas y películas más atrevidas y transgresoras, y por supuesto, con resultado terrorífico, se habían atrevido a llevar a la práctica y hacer realidad el milagro. Una intervención de este tipo no es otra cosa que jugar con la vida. Y es que devuelven a la vida una mano, y devuelven la vida a un trabajador que, en otras circunstancias, sin la osadía de estos médicos, habría sido relegado al olvido al que, por desgracia, van muchas personas con una discapacidad sobrevenida.

No es lo mismo, aunque a efectos tal vez lo parezca, tener una discapacidad que sufrir una amputación. Nos movemos en una sociedad donde todavía, la belleza entra por los ojos, y nuestro instinto nos lleva, no se sabe bien por qué a admirar lo físicamente perfecto, y huir o menospreciar aquéllo donde la armonía se hace ausente.

Efectivamente no es el primer caso donde conocemos que los médicos injertan un miembro en una zona caricaturesca del cuerpo. Y algún día, quizá llegue a ser tan normal que ya no merezca espacio entre las líneas de un noticiario. Pero por el momento, lo celebramos, como celebramos un nacimiento más, porque esto también es una vuelta a la vida.


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