Muere tras 72 horas de trabajo

Para quienes defienden que trabajar no mata, la noticia de hoy viene a dejarles sin argumentos válidos. Y es que trabajar, si es en exceso, y en condiciones malas, puede conducir a la muerte. Es el caso de un joven becario, que ha fallecido tras sufrir un ataque epiléptico. Según las informaciones y opiniones que han trascendido, el hecho de llevar 72 horas, ininterrumpidas de trabajo, en el Banco de América de Londres, podrían haber desencadenado el lamentable suceso. Y es que, según los conocidos del joven y de su estilo de vida, este puesto de trabajo se desempeña en condiciones pésimas.

Erhardt, al que sólamente le faltaba una semana para completar su beca en la entidad, habría sufrido un ataque epiléptico en la ducha de la residencia estudiantil que ocupaba en Londres, según distintos medios citados por el periódico británico.

Numerosos comentarios recogidos por ‘The Independent’ subrayan las duras condiciones de trabajo de los becarios en la banca de inversión londinense, donde sus jornadas «llegan a alcanzar incluso las 14 horas diarias», según el testimonio de un extrabajador del sector.

«Los becarios pueden trabajar regularmente hasta 100 ó incluso 110 horas semanales, pero la gente es plenamente consciente de que la banca es un trabajo duro (…) Es la primera vez que escucho algo así en banca», apuntó este exbanquero bajo condición de anonimato.

Fuente: Lavanguardia

Unas de las máximas que deben seguir las personas que sufren de la enfermedad de la epilepsia, es que deben estar relajados y no llevarse sobresaltos ni tener un ritmo de vida frenético. Aconsejan los médicos a los pacientes epilépticos que lleven una higiene de vida, es decir, que no trasnochen, que no tomen alcohol ni estimulantes.

Descanso para trabajar adecuadamente

Además, es fundamental tener un descanso nocturno regular, y fundamental, reducir el estrés. Unos consejos estos que nos podrían valer a cualquiera, tengamos epilepsia o no, pero que se convierten en una odisea de seguir cuando uno es estudiante y encima está luchando por labrarse un futuro en el mundo laboral. Este es el caso de este joven alemán, que tenía sólo 21 años. No será la primera vez que las empresas abusan de los becarios, y tristemente, tampoco será la última, si bien les valdría tomar ejemplo, y medidas para evitar nuevas desgracias.

En la actualidad, si todavía muchos envidian la vida del estudiante, ser becario, por el contrario, no está pagado con nada. Y es que a los míseros sueldos, que en muchos casos, se reducen a cero, no compensa ni de lejos las horas y dedicación que el becario comprometido ha desarrollado en la empresa. Es una norma no escrita, que si hay becario, todos los marrones irán para él, y es que el chico tiene que aprender.

No es más que una excusa para expiar las culpas de su consciencia que utilizan los tutores, sin aplicarse el cuento de «No hacer a los demás lo que no quieres que te hagan a tí». Setenta y dos horas de trabajo no hay cuerpo humano que las aguante. Y el que piense lo contrario, que lo demuestre.


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