Síntomas de la presión alta

Tener la presión alta es uno de los aspectos que más deberían preocuparnos de nuestra salud y, especialmente ahora que vivimos con tantas crisis de todo tipo, tanto económicos, como profesionales, personales y emocionales. Sea cual sea la causa que provoca que nuestra tensión arterial se dispare, hemos de corregirla. No es fácil hacer frente al estrés, no es sencillo relajarse cuando tienes problemas a los cuales no sabes cómo enfrentar y solucionar, pero aunque no sea fácil y lo reconocemos, es de vital importancia aprender a vivir relajados. ¿Y tú, sabes si tienes tu presión alta?

Así que la respuesta sencilla es que la presión arterial alta es generalmente una condición sin síntomas, con una importante advertencia: si la presión arterial de una persona de repente alcanza niveles peligrosamente altos, es probable que experimente ansiedad severa, falta de aire, intensos dolores de cabeza y mareos.

Eso puede ser una emergencia médica y los síntomas no deben ser ignorados.

Pero sucede raramente. En el 90% de los casos, la causa precisa de la hipertensión es desconocida. La única manera de saber si uno sufre de presión alta a diario es medirla.

Así que si se compara con extraños o amigos sonrojados, sudorosos y estresados y piensa que sus arterias están en mejor estado, recuerde que no por nada llaman a la hipertensión «la asesina silenciosa».

Fuente: BBC

Son imagen de risa y de personajes caricaturescos en televisión, el típico gordito malhumorado, que siempre está amargado, tiene malas pulgas, y más que miedo, provoca ironía con el rostro como un tomate y empapado en sudor. Sin embargo, lejos de reirnos, deberíamos alarmarnos si vemos a alguien así. Ya que podríamos estar asistiendo a uno de sus últimos momentos si es que esa persona no se cuida la salud. La presión alta puede, a la luz de las películas ser como un castigo a tanta mala leche acumulada, pero ninguno de nosotros está a salvo de padecerla y, a lo mejor, ni siquiera nos hemos dado cuenta.

No sólo tener la cara colorada nos delata que padezcamos de presión alta, sino que por el contrario, el sonrojo facial puede deberse a una pluralidad de causas sin importancia alguna, mientras que nuestra presión puede estar disparada y no dibujarnos su presencia en la cara. Y esto es precisamente lo que quieren hacernos entender los médicos. Tanto así que la hipertensión puede no dar la cara hasta que ya sea demasiado tarde.

A menudo sucede que cuando estamos nerviosos y súper atareados, no tenemos ocasión de pararnos a escuchar nuestro cuerpo para darnos cuenta de que algo va mal. Aunque suframos de dolores y otras molestias, pensamos que son debidas al estrés, al agotamiento, a no dormir bien,  y no se nos ocurre que el mal tenga nombre, y se llame presión alta.  Por esto, apunta estos síntomas y, si los tienes, vigílate: dolor de cabeza, sudoración excesiva, enrojecimiento de la cara, dolor de espalda y hemorragias nasales. Vigila tu salud y la de los tuyos.


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