Soylent, un preparado alimenticio que sustituye a la comida

El crowfunding, o entre todos digital, consigue que un ingeniero fabrique un preparado alimenticio que sustituye a la comida. Su curioso nombre, «Soylent» está tomado de una inquietante película donde las personas se comían unas a otras, pues los ancianos al morir se transformaban en galletas, sin embargo, el recetario de este compuesto es bastante más nutritivo y sabroso. Aceite de oliva, proteínas lácteas, minerales y fibras es lo que tomaremos cuando soylent salga al mercado y llegue a nuestras mesas. Está pensado, dice su creador, para salir del paso cuando no queramos cocinar. ¿Se imaginan?

Soylent está compuesto principalmente de almidón en polvo, proteínas lácteas, aceite de oliva, fibra de avena y trazas de minerales y vitaminas. Mezclado con agua, se convierte en una crema que eventualmente puede sustituir la comida. Una solución presuntamente idónea para salir del paso, ya sea por falta de tiempo o por la pereza que da ponerse a cocinar a lo Gordon Ramsey.

Han sido necesarias varias pruebas y siete recetas desechadas para que Soylent esté listo para ser distribuido. El preparado para la alimentación por persona de una semana costará 65 dólares. Presuntamente, si no se abusa de ello, no tendría consecuencias negativas para la salud, al menos a corto plazo.

Fuente: Xatakaciencia

Acostumbro a premiar siempre la genialidad, sin embargo, ante el soylent, sólo me nace una desagradable inquietud de pensar en ello como el plato estrella del futuro. No porque su sabor deba ser malo, que conste. Sencillamente me parece, a simple vista, y sin haberlo probado, un producto alimenticio más. Pero, ciertamente, si está pensado para salir del paso, se me ocurren otros productos, seguramente más baratos que este y cuyos efectos sí que han sido probados, como por ejemplo, las sopas de sobre, el puré de patata, los platos menú para microondas.

Desde luego que felicito a su creador, pero no me parece más meritorio una idea más para elaborar una comida como hubiéramos podido publicar cualquiera con un poco de ingenio, sin necesidad de solicitar presupuesto. Una mera copia del alimento liofilizado de los astronautas. Y un reclamo más para la vagancia juvenil que, a partir de ahora, se alimentarán de polvos mágicos, no en vano, la comida basura les hizo perder el sentido del gusto.

Reconozco que cuando lo leí pensé: un invento para acabar con el hambre en el mundo. Pero lamentablemente, la imaginación no nos da para tanto. Aunque teniendo en cuenta que la especie humana tiene un cerebro en involución, tampoco vamos a desaprovechar el talento de este joven. Probarlo habrá que probarlo, porque su sabor, según los ingredientes, de aceite de oliva y avena tienen que saber fenomenal. Aunque eso sí, teniendo en cuenta, que la idea se le ocurrió por una película donde los ancianos muertos son transformados en galletas, se le quita a una hasta el hambre.


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